sábado, noviembre 23, 2024
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HomeEcologíaLos fascinantes armadillos, más allá de una armadura

Los fascinantes armadillos, más allá de una armadura

Armadillos: antiguos habitantes de las Américas

Desde hace varios millones de años, este peculiar grupo de mamíferos habita nuestro continente. Su nombre alude a la “armadura” que recubre su cuerpo dorsalmente.

Actualmente están representados por las mulitas o tatúes, los peludos, el mataco bola, el tatú carreta, los armadillos de cola desnuda y los pichiciegos. Pero esta diversidad es solo una pequeña muestra de lo que fueron en el pasado.

Los acorazados o cingulados pertenecen a un grupo mayor de mamíferos que se denominan xenarthros, un grupo de mamíferos exclusivo del continente Americano. Se diferencian de los otros representantes del grupo (perezosos y osos hormigueros), y de todos los demás mamíferos, por la presencia de pequeños osículos (osteodermos) en su piel que articulan entre sí formando un caparazón dorsal.

Este caparazón está separado en tres estructuras: un escudete cefálico, que recubre la cabeza; una coraza dorsal que cubre la mayor parte del cuerpo dorsal y lateralmente; y un estuche caudal que recubre la cola.

En las especies actuales, estos osteodermos están recubiertos por escamas córneas y están asociados a otras estructuras típicas de la piel de los mamíferos, como pelos y glándulas sudoríparas y sebáceas. Esta combinación es única entre todos los animales conocidos hasta el momento.

La coraza dorsal de los armadillos es móvil y tiene la capacidad de flexionarse en su zona media. Tiene dos escudos fijos (escapular y pélvico) entre los cuales se intercala una región compuesta por hileras de osteodermos parcialmente solapadas (bandas móviles) que funcionan como un “fuelle”, permitiendo que se expandan o se plieguen.

El mataco bola y el armadillo de tres bandas tienen la máxima capacidad de enrollamiento, quedando como una pelota sin que asome ninguna parte blanda de su cuerpo.

Los armadillos tienen un tamaño variable: desde el pichiciego menor que no excede los 15 centímetros y puede pesar hasta 150 gramos, hasta el tatú carreta que llega a medir unos 90 cm de largo y a pesar hasta 50 kg.

Los armadillos son de hábitos terrestres y potentes excavadores. Sus patas cortas y fuertes tienen de 3 a 5 dedos en las delanteras con garras robustas para cavar en busca de alimento y para construir sus cuevas y 5 dedos en las patas traseras.

El cráneo es alargado y tubular o aplanado, y la mandíbula es delgada y alargada. Sus dientes son simples y, a diferencia de la mayoría de los mamíferos, son todos iguales, de forma cilíndrica y crecen durante toda la vida.

En general, viven en áreas abiertas, como sabanas o pampas, pero también pueden habitar en áreas boscosas, y se pueden encontrar en zonas de climas templado-fríos a cálidos.

Pueden ser diurnos, crepusculares o nocturnos y muchos cavan madrigueras donde permanecen gran parte del tiempo. La mayor parte de las especies se distribuyen desde el centro de Argentina hasta el norte de Colombia y Venezuela.

Típicamente los armadillos tienen una dieta basada en hormigas y termitas pero existe una amplia gama de hábitos alimenticios. Algunas especies comen larvas de otros insectos y lombrices, otras incluyen más materia vegetal (raíces, bulbos, hojas, frutos, semillas) e incluso hay varias que pueden consumir pequeños vertebrados y carroña.

Los armadillos más antiguos se hallaron en Brasil y en la Patagonia argentina y vivieron hace unos 50 millones de años. Los primeros armadillos pertenecían a grupos ya extintos a partir de los cuales habrían evolucionado muchos de los grupos que hoy conocemos.  

Muchos otros acorazados, como los gliptodontes y pampatéridos, se han extinto, siendo los armadillos son los únicos representantes vivientes de los Cingulata. Su larga historia evolutiva  demuestra que lograron adaptarse y sobrellevar los diferentes cambios climático- ambientales que se fueron sucediendo a lo largo de la historia de la vida en la Tierra.

Tal es así que los armadillos son los últimos representantes de este gran grupo de mamíferos que tuvo su origen en América del Sur cuando era un continente isla. Este aislamiento que, si bien tuvo algunas interrupciones, duró alrededor de 30 millones de años, finalizó hace sólo 3 millones de años, cuando se terminó de establecer la conexión con América del Norte a través del istmo de Panamá.

Es por ello que durante la mayor parte de su historia la distribución de los xenartros estuvo restringida a América del Sur, al igual que muchos otros mamíferos como los ungulados nativos sudamericanos y numerosos grupos de marsupiales.

Pese a su capacidad para adaptarse a las fluctuaciones de climas y ambientes, y de haber vivido tanto tiempo en la Tierra, hoy la mayoría de las especies de armadillos se encuentran amenazadas. Principalmente se ven afectados por la caza para consumo de su carne, la destrucción de sus ambientes naturales, las actividades agrícolo-ganaderas, la urbanización y el uso de pesticidas.

Por ello es importante la conservación y preservación de este antiguo grupo de mamíferos propio de nuestro continente y con características únicas dentro de los mamíferos. No caben dudas de que este es uno de los grupos más intrigantes de mamíferos, de los cuales todavía nos queda mucho por descubrir

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